Piloto y texto, Juan Carlos Londoño - Fotografía, Leonardo Hernández
Las motocicletas doble propósito de Kawasaki, han estado siempre entre
las favoritas de los motociclistas colombianos, quienes conocen muy bien
las cualidades que la marca japonesa ha puesto a disposición de quienes
han tenido la fortuna de poseerlas, es así como en los años 70’s se
veían en las calles las legendarias KE125 Kamello, KV 100A Kavra y la
Koyote; luego conocimos la familia KMX y las poderosas KDX con una
genética un poco más enfocada para el off-road, pero desde entonces no
teníamos una doble propósito de esta casa japonesa ensamblada en el
país.
Auteco nos prestó para prueba las más novedosa doble propósito de la
marca verde, se trata de la Kawasaki KLX 150L, la cual ha sido renovada
con una estética heredada de las motocicletas de off-road, pero que se
encuentra lista para ser usada en la movilidad diaria y además, ha sido
diseñada pensando en la contextura del colombiano promedio, liviana,
ágil, deportiva, lista para cualquier reto al que la quiera llevar.
Diseño:
Con un diseño muy limpio al mejor estilo del off-road, inspirado en la
línea KX, el cual deja al descubierto la mayor parte de la estructura y
del motor, la KLX 150L siempre parece estar lista para entrar en terreno
destapado, ya sea entrando a la finca, metiéndonos en una trocha o
ascendiendo esa montaña que tanto nos gusta; esto en parte gracias a los
grandes rines que trae este modelo (ahora con 21 pulgadas adelante y 18
atrás) y las gomas con tacos, el conjunto por supuesto aporta no solo
más altura sobre el suelo, sino mayor distancia entre ejes,
permitiéndole sobrepasar cualquier obstáculo que se encuentre en el
camino.
Cuenta con un tablero bastante básico, muy al estilo del off-road,
cubierto por un pequeño carenaje el cual también enmarca la farola
delantera, apropósito esta tiene un diseño bastante atractivo con líneas
angulosas, y brinda un buen haz de luz en la noche. Por otra parte el
robusto chasis de acero es una bien lograda combinación entre tubería
rectangular en los laterales con caños redondos, lo cual no solo es
estéticamente muy atractivo, sino que a su vez lo hace muy resistente y
deportivo, dejando así esta Kawasaki lista para afrontar cualquier
aventura, ya sea usándola como medio de transporte en el día a día, o
cuando quiera sentir un poco más de adrenalina y se decida a dejar los
caminos asfaltados para adentrarse en la aventura del off-road, el barro
y hasta una conducción más deportiva. El exhosto es una pieza muy bien
lograda y presenta una terminación con una la punta en un tono más
oscuro que le aporta mucha clase y distinción, este se encuentra ubicado
al lado derecho y genera un sonido que nos invita a abrir el
acelerador.
Las líneas de los guardabarros son afiladas, sobre todo el trasero que
es corto y recto, bajo el cual está la imponente luz de stop y una
extensión a amanera de guardapolvo, para evitar las salpicaduras del
pantano o la lluvia. Lleva una pequeña bolsa para guardar los guantes o
algo de herramienta sobre la parte trasera. El sillín dúo tono inspirado
en la línea KX, se monta sobre el depósito de combustible y es algo
duro para el piloto y parece no muy cómodo para un acompañante.
Comportamiento:
En cuanto al comportamiento esta motocicleta cuenta con un motor de 144
cc refrigerado por aire y una caja de marchas cortas, la KLX 150L logra
un empuje constante, con una buena respuesta desde abajo haciendo de la
conducción un tema muy agradable, tuvimos la oportunidad de rodarla
durante unos 120 kilómetros, incluyendo un trayecto en destapado por una
carretera de penetración y siempre encontramos potencia suficiente para
sobrepasar vehículos y ascender por las colinas, aunque en ocasiones el
neutro se tornó algo difícil de encontrar luego de estar caliente. Las
suspensiones son largas y bastante cómodas, ni muy duras ni muy blandas,
adelante horquilla telescópica y atrás lleva suspensión UNI-TRAK
ajustable en precarga, apoyada en bieletas. Por otro lado el sistema de
frenos, con discos en ambas ruedas, es contundente y detienen la moto
sin mayores sobresaltos cuando son exigidos.
El kit de arrastre se nota que está pensado para el uso en la ciudad y
la carretera, permitiendo lograr más fondo, más que un gran torque, como
se necesitaría en el off-road.
Por otro lado el depósito de combustible el cual es algo pequeño, solo
1.8 galones, lo que no le otorga una gran autonomía, sin embargo durante
nuestro recorrido por los alrededores de Bogotá logramos un consumo
promedio de 125,4 k/galón, manteniendo el acelerador abierto durante
gran parte de camino. Es importante tener en cuenta que el consumo
de combustible depende de muchas variables entre ellas: los hábitos
personales de conducción de cada piloto, el peso de mismo, las
condiciones del clima como la brisa, y la lluvia, las características
del terreno recorrido (la cantidad de terreno plano, en ascenso y
descenso), la altitud (teóricamente por cada cien metros sobre el nivel
del mar se disminuye en 1% el rendimiento), así como el tráfico y la
velocidad, entre muchas otras variables.
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